Dieta Hipertensión
El tratamiento de la hipertensión con la dieta macrobiótica no sólo se
limita a mejorar los síntomas y prevenirlos sino que erradica las causas de
dicho padecimiento.
La hipertensión puede estar provocada por el consumo excesivo de azúcar y
harinas refinadas, aceites, lácteos , frutas, bebidas alcohólicas y líquidos en
exceso. Estos alimentos producen elevación de la presión sanguínea puesto que
en el aparato digestivo son descompuestos en glucosa y almacenados en el hígado
como glicógeno. Cuando el glicógeno excede la capacidad de almacenamiento en el
hígado, se libera al flujo sanguíneo en forma de ácidos grasos o triglicéridos.
Estos se estacionan primero en los lugares más inactivos del cuerpo, tales como
nalgas, muslos, abdomen y caderas. Luego, al ir saturándose estas áreas, el
exceso de ácido graso es atraído por órganos más profundos como el corazón y
los ríñones que gradualmente se recubren de grasa y mucosidad. Esta acumulación
afecta también los tejidos internos lo que provoca debilitamiento funcional de
los órganos y pérdida de elasticidad de los vasos sanguíneos causando una
disminución de la presión diastólica (mínima).
Los ácidos grasos contenidos en la sangre se adhieren al plasma y a los
glóbulos rojos y los vuelven viscosos. En condiciones normales, los glóbulos
rojos se doblan y se pliegan para poder pasar a través de los diminutos
capilares pero, si los glóbulos rojos están cubiertos de grasa, se pegan entre
sí, se agruman y tapan los capilares privando a las células de oxígeno lo que
hace que aumente la presión diastólica (mínima) y sistólica (máxima).
La ingestión de los alimentos descriptos al principio, a los que
llamaremos, extremadamente yin, también afecta al sistema nervioso simpático.
La estimulación de estos nervios, cuyas terminaciones se extienden desde los
ganglios del pecho hasta los vasos sanguíneos del estómago, hígado, ríñones y
otros órganos vitales, segregan hormonas que producen la elevación de la
presión diastólica.
Como contraparte, el consumo excesivo de alimentos como carne, huevos,
quesos duros, mariscos y otros alimentos de alto contenido de colesterol y
grasas saturadas, a los que llamaremos extremadamente yang, contrae las
arteriolas, que son pequeños vasos que conectan las arterias con los capilares.
Esto provoca estrechamiento, engrasamiento u obstrucción de las paredes
arteriales, resultando una disminución del poder de contracción de las
arterias, lo que aumenta la resistencia al flujo de sangre en los capilares.
Así es que forzosamente aumenta la presión diastólica, causando a su vez un
aumento en la presión sistólica para compensar.
Si se persiste en consumir alimentos yang, se irán endureciendo con el
tiempo, la aorta y las grandes arterias, incluyendo las arterias del corazón.
Al irse poniendo rígidas, pierden su flexibilidad normal y no pueden
distenderse cuando la sangre es eyectada desde el corazón. Para compensar
aumenta la presión sistólica contra las paredes de la arteria. Cuando hay este
tipo de hipertensión las arterias pierden la capacidad de contraerse con cada
latido y entonces disminuye la presión diastólica.
Esta forma de hipertensión se observa comunmente en personas de mediana
edad y ancianos. El endurecimiento tiende a comenzar en los vasos periféricos y
a lo largo de los años se extiende a los vasos sanguíneos más centrales y hacia
el mismo corazón.
Por eso es importante mantener
el sistema circulatorio en buena condición aunque cuando los síntomas se
presentan o la enfermedad ya está declarada como tal, recurriendo a la dieta
macrobiótica se puede mejorar y hasta curar completamente.
Siguiendo estas recomendaciones dietéticas se puede empezar a mejorar la
condición general del organismo:
Conservar una alimentación equilibrada, en lo posible absteniéndose de
consumir lácteos, dulces y moderando la cantidad de sal (marina) y en los casos
agudos, por un tiempo, nada de esto hasta que mejoren los síntomas
Cereales integrales 50 ó 60%
Arroz integral, cebada, trigo, maíz (a veces), mijo, sarraceno, avena,
centeno (ocasionalmente),Pan y farináceos (mínimo)Fideos y pastas
(ocasionalmente)
Sopas 1 ó 2 bols diarios
Sabor moderado. De vegetales: nabo, cebolla, zapallo, zanahoria, cebolla de
verdeo, choclo, apio y perejil, con muy poco o nada de miso.
Verduras 25 ó 30 %
Todos los tipos de clima templado. Enfatizar las redondas como zapallo,
zapallitos, verdeo y calabaza.
Raíces
Nabo, zanahoria, rabanitos, bardana (poca),
lotus, radicha. Hojas
Hakusay, radicheta, repollo, diente de león, lechuga.
Porotos y subproductos 5 % diariamente
Porotos aduki, porotos negros, tape, lentejas,
garbanzos.
Tofu (1 vez por semana) volumen y condimento moderado.
Algas 5 % diario
Cocción moderada. Gusto mediano. Hiziki, wakame, kombu.
Pickles Pequeño volumen diario.
Fuertes y rápidos, uno y otro con moderación.
Rabanitos, nabos, zanahorias, hakusay, pepino, bróccoli, coliflor.
Condimentos Volumen diario muy pequeño. Uso
moderado
Sésamo (harina), furikake de hojas de zanahoria, nabo con algas y sésamo,
tomillo, orégano, canela.
Aceite
Uso en ocasión. Sólo de sésamo tostado o maíz sin refinar. Aplicar con
pincel. Ningún aceite crudo.
Fruta o postre Pequeña cantidad, seca o cocida
(de estación).
Si desea postre, dulcificado naturalmente con
miel de cebada o arroz, o azúcar natural de caña Bebidas
Té de Banchá, cocción moderada, gusto mediano.
Igual con otros tés tradicionales.
Jugo de manzana ácida.
Jugo de rábano daikón (crisis de alta presión).
Té de cebada tostada o arroz tostado.
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